Parece que en Occidente se ha perdido en gran medida la fe, pero esto no es así. Seguimos teniendo fe, pero un gran número de personas no tiene fe en Dios o en seres espirituales. Sin embargo, estas personas siguen teniendo fe en sus amigos, familiares, autoridades académicas, en la ciencia (que hoy en día exige mucha, pero que mucha fe), etc. Por ejemplo, que el ser humano haya pisado la Luna es una pura cuestión de fe, que la mayoría cree pero que nadie puede demostrar, y como esto muchas cosas más.
La fe en Dios o en seres de naturaleza espiritual y en la existencia de un mundo espiritual es una cuestión de fe. Esta fe tiene la virtud de generar un sentimiento de devoción similar a una gran admiración, que es muy necesario por no decir imprescindible, para avanzar en un camino espiritual. Estos seres de naturaleza espiritual y su mundo pueden ser Dios y los ángeles, los Dioses antiguos o de la India, los Budas y bodhisattvas, etc. La admiración por ellos nos coloca en un estado emocional muy intenso que nos permite profundizar en la meditación. En realidad, estos seres espirituales no son otra cosa que cualidades y arquetipos que se encuentran en nuestra mente profunda, cualidades que normalmente no desarrollamos y que tienen la virtud de purificar nuestra vida cotidiana. Y también arquetipos profundos de nuestra mente subconsciente, como son la madre, el padre, el sí-mismo o la sombra, en todos sus niveles de manifestación, con los que nos vamos a encontrar en el recorrido interior.
Por ello, la fe y el sentimiento de devoción son algo que debe cultivarse desde bien pequeño, un niño que siente una admiración reverencial por un adulto conserva, en su madurez, este sentimiento de devoción y admiración por seres espirituales superiores. Un sentimiento de devoción que conmueve y que se estimula con la música y el canto devocional. En el fondo, los ejercicios de kriya-yoga y las prácticas devocionales del bhakti-yoga (fundamentalmente el canto) buscan colocar a la mente en un estado de conmoción y sensibilidad profundo, lo que permitirá, con el tiempo y la práctica del yoga y la meditación, identificar los circuitos y movimientos de la energía vital, con los que el yogui trabaja y que experimentan muchos bloqueos por cuestiones emocionales, provocando todo tipo de enfermedades.
La actitud científica y el sentimiento de devoción son dos herramientas de incalculable valor en el camino interior, sobre todo para personas de nuestro ámbito cultural, donde se ha potenciado el pensamiento racional, que también puede ser utilizado con un propósito espiritual.
La fe en Dios o en seres de naturaleza espiritual y en la existencia de un mundo espiritual es una cuestión de fe. Esta fe tiene la virtud de generar un sentimiento de devoción similar a una gran admiración, que es muy necesario por no decir imprescindible, para avanzar en un camino espiritual. Estos seres de naturaleza espiritual y su mundo pueden ser Dios y los ángeles, los Dioses antiguos o de la India, los Budas y bodhisattvas, etc. La admiración por ellos nos coloca en un estado emocional muy intenso que nos permite profundizar en la meditación. En realidad, estos seres espirituales no son otra cosa que cualidades y arquetipos que se encuentran en nuestra mente profunda, cualidades que normalmente no desarrollamos y que tienen la virtud de purificar nuestra vida cotidiana. Y también arquetipos profundos de nuestra mente subconsciente, como son la madre, el padre, el sí-mismo o la sombra, en todos sus niveles de manifestación, con los que nos vamos a encontrar en el recorrido interior.
Por ello, la fe y el sentimiento de devoción son algo que debe cultivarse desde bien pequeño, un niño que siente una admiración reverencial por un adulto conserva, en su madurez, este sentimiento de devoción y admiración por seres espirituales superiores. Un sentimiento de devoción que conmueve y que se estimula con la música y el canto devocional. En el fondo, los ejercicios de kriya-yoga y las prácticas devocionales del bhakti-yoga (fundamentalmente el canto) buscan colocar a la mente en un estado de conmoción y sensibilidad profundo, lo que permitirá, con el tiempo y la práctica del yoga y la meditación, identificar los circuitos y movimientos de la energía vital, con los que el yogui trabaja y que experimentan muchos bloqueos por cuestiones emocionales, provocando todo tipo de enfermedades.
La actitud científica y el sentimiento de devoción son dos herramientas de incalculable valor en el camino interior, sobre todo para personas de nuestro ámbito cultural, donde se ha potenciado el pensamiento racional, que también puede ser utilizado con un propósito espiritual.