EL CÍRCULO DE LA SABIDURÍA

El Círculo de la Sabiduría recoge las conclusiones de mi búsqueda interior y de mi trabajo de meditación. He consagrado mi vida a la búsqueda interior y, en los últimos años, he alcanzado algunos interesantes resultados que me gustaría compartir con el lector. No creo que en una cosa como es la meditación se pueda hablar de rigor científico, pero sí que es legítimo hablar de método, la “investigación interior” se puede hacer de forma más o menos metódica, sin embargo, las conclusiones, al ser completamente subjetivas, no pueden tener mayor rigor que el de la opinión. Juan Almirall

lunes, 17 de septiembre de 2018

LOS OCHO INMORTALES Y EL PAKUA

 El PAKUA es una representación gráfica de los ocho movimientos básicos del Yin y el Yang. Se muestra el símbolo del Tai-chi con el Yin y el Yang rodeado de los ocho TRIGRAMAS. Estos trigramas son grupos de líneas bien enteras o partidas, las enteras representan Yang y las partidas Yin. Son el fundamento de los 64 Hexagramas que forman el Libro de las Mutaciones o I Ching.
Estos Trigramas son en el Norte se encuentra KAN/Agua, en el Sur LI/Fuego; en el Oeste TUI/Lago y en el Este CHEN/Trueno; en el Noroeste KUN/Tierra; en el Suroeste TIEN/Cielo; en el Sureste SUN/Viento y en el Noreste KEN/Montaña. TUI representa el elemento Metal y CHEN el elemento Madera.


Los ocho Inmortales son personajes centrales en las fábulas taoístas sobre Alquimia, medicina y magia. Son personajes mitológicos a los que se atribuyen importantes poderes, viven en la montaña mítica, el Monte Hua, cabalgan nubes o dragones y se alimentan del aire.


Estos ocho Sabios que han alcanzado la Inmortalidad gracias a las prácticas alquímicas narradas en el Canon Taoísta, se distribuyen en el Pakua según las ocho direcciones de la siguiente manera:

Zhang Guo Lao, el Maestro del Profundo Conocimiento, representa la longevidad y siempre aparece sobre una mula, con un tambor de bambú con forma de tubo y unos palillos de hierro que son instrumentos musicales. Su dirección es el Norte, el elemento el Agua, KAN ().

Li Tieguay, el Venerable Anciano, con muleta de hierro, protege el Sur, donde rige el elemento Fuego, LI ().

Lu Dongbin, también llamado Maestro Completamente Yang. Viste como un letrado, lleva espada y espanta moscas. Su dirección el Oeste, su elemento Metal. TUI/Lago ().

Zhongli Quan, el militar, primer Maestro del Yang Verdadero. Representa la abundancia, lleva una abanico con el que resucita a los muertos. Protege el Este y su elemento es Madera. CHEN/Trueno ().

Cao Guojiu, el noble cortesano, lleva una tablilla de jade y sonajero, patrón del teatro. Dirección Noreste y elemento Tierra. KEN/Montaña ().

Han Xiangzi, el Sabio Puro, músico, lleva una flauta que hace florecer y crecer a las flores con su música. Dirección Sureste. Elemento Madera. SUN/Viento ().

Lan Caihe, el florista hermafrodita. Su dirección Noroeste, elemento Metal. TIEN/Cielo (). 

He Xiangu, la joven mujer inmortal. Dirección Suroeste, elemento Tierra. KUN/Tierra().

viernes, 14 de septiembre de 2018

CAMINOS DEL EXTASIS HACIA LA INMORTALIDAD, por Juan Almirall



YOGA, TANTRA Y ALQUIMIA

Los Caminos Orientales que conducen a la Inmortalidad incluyen necesariamente prácticas extáticas y trabajan con las corrientes que produce el orgasmo. Estos Caminos son principalmente tres: el Hatha Yoga, el Tantra Budista y la Alquimia Taoísta o Niedan. El Hatha Yoga nos llega muy fragmentado, con pocos textos traducidos para poder reconstruir las verdaderas prácticas extáticas, pero estas se intuyen de ciertas técnicas, como son mulabandha, vajroli mudra, siddhasana, etc. Estas técnicas demuestran que el Hatha Yoga incluía prácticas de manipulación de energía sexual. Sin embargo, el puritanismo indio llegó a discriminar de tal manera a sus practicantes, que solo pervivieron linajes marginales de hacha-yogis y las técnicas diseminadas en diferentes Tantras de los que todavía no tenemos traducciones solventes.
El caso del Tantra Budista es diferente, allí las técnicas se han conservado, pero en el seno del clero budista, los lamas, que entre otras cosas son mayoritariamente célibes y conservan las prácticas sexuales en secreto. Si bien, es evidente la existencia de las mismas en algunos Tantras como son el Guhyasamja o Chakrasamvara, donde hay explícitas referencias a prácticas sexuales con deidades tántricas. Dichas prácticas son, sin embargo, muy difíciles de acceder si no es de la mano de un Guru Vajra y una completa entrega a la práctica y al Guru.
Con la Alquimia Neidan recogida en el Canon Taoísta nos encontramos con una situación algo diferente, abiertamente publicado, presenta una gran dificultad de traducción, no solo por la lengua china sino por el uso de conceptos misteriosos, uso que comparte con la Alquimia occidental. Algunos maestros taoístas nos presentan sus concepciones heredadas de sus maestros. Sin embargo, es mucho lo que se puede sacar en claro de las diferentes obras sobre el Neidan. La Alquimia Taoísta nos puede ayudar a encontrar un sentido al resto de prácticas fragmentadas, perdidas o simplemente intencionadamente veladas.

LOS TRES CALDEROS DE CINABRIO Y LAS TRES MEZCLAS

De la Alquimia Taoísta podemos extraer algunas conclusiones que nos permitirán encontrar correspondencias con las otras tradiciones y entender mejor el sentido de las prácticas de sublimación de energía sexual a partir de las corrientes del orgasmo en el contexto de prácticas meditativas o preparatorias de prácticas meditativas, tanto en el Hatha Yoga como en el Budismo Tántrico.
El Neidan contempla la existencia de tres Calderos de Cinabrio o Tantien, uno inferior a la altura del ombligo, uno medio a la altura del corazón y un tercero a la altura del triángulo entre los ojos y el entrecejo.
En el primer Tantien se recoge el líquido seminal y la energía del orgasmo denominada Jing y se mezcla con el Qi, la fuerza vital o Prâna de los indios, que básicamente se corresponde con las sensaciones corporales producidas en la actividad respiratoria. Cuando respiramos el aire entra por el circuito respiratorio hasta los pulmones, sin embargo, la respiración implica y activa muchas otras partes del cuerpo, una parte fundamental que el yogi puede reconocer con facilidad son los tres canales sutiles en la parte frontal de la columna vertebral. El aire o su vibración se mezcla en el primer Tantien, a la altura del ombligo, durante el orgasmo con el Jing, la esencia vital. Para ello el alquimista, yogi o mahasiddha (como se conocía en la India y Tíbet a estos maestros del Yoga), debía tener la capacidad de absorber el fluido vaginal con el pene, es decir, el pene no es para el yogi solamente un órgano de excreción, sino también de absorción, íntimamente ligado con la vibración de la respiración, el Qi o el Prâna. De hecho, cuando llegaba un sabio inmortal a la Corte del Emperador, éste le pedía que introdujese su pene en un vaso de vino y que absorbiera el líquido.
La idea que subyacía tras esta práctica era que cuando el pene eyaculaba durante el coito podía dejar embarazada a la mujer de un embrión corporal, sin embargo, si el yogi absorbía el líquido vaginal, él quedaba preñado de un embrión espiritual, la Perla, que se transformaba, por medio de complejas prácticas en un doble de naturaleza espiritual e inmortal.
Tras la absorción del Jing y la conversión del Yin femenino en Yang masculino y celestial, el yogi debía trabajar la fusión de la energía de los cinco elementos en el Tantien, dotando al embrión espiritual de energía de los cinco órganos para poder crear su propia corporeidad. Después seguía trabajando el embrión en el segundo Tantien, a la altura del corazón donde la Perla era dotada de aspectos anímicos o astrales, y básicamente refinaba las cualidades anímicas proporcionadas por los cinco elementos que se encuentran diseminados por todo el cosmos, así gracias al fuego del corazón, el embrión se convertía en una criatura dotada de una mente compasiva, surgida por la fuerza del éxtasis. Las cinco fuerzas espirituales son los cinco espíritus o Shen de los cinco órganos. El Shen o espíritu era dotado de fuerza vital, Qi.
En la última etapa del Neidan u Obra Alquímica, el Espíritu se unía con el Tao en el Tantien superior, en la cabeza, allí el Espíritu quedaba vinculado a la oquedad propia del Tao o a la Vacuidad del Budismo Mahayana. En el Tantra hindú esto se encuentra representado por la unión de Shakti-Kundalini con Shiva, entendido éste último como una representación del Brahman, lo Absoluto y Eterno. Esto permitía al yogi entrar en un estado de completa identificación con lo absoluto, un verdadero estado de no-dualidad, donde la mente está atrapada por el éxtasis y la experiencia contemplativa de lo Ilimitado. Esta práctica se denominaba fijar el Shen o Espíritu y requería de una completa y absoluta quietud contemplativa, descrita a menudo de forma muy similar a la práctica de Zazen. Así Gozo o Extasis es unido con la Vacuidad del Tao, en la tercera etapa de la Obra Alquímica. Y así nacía el Doble Inmortal, un Espíritu dotado de mente y cuerpo energético, que iba a habitar con el resto de Inmortales en el Monte Hua.

"En la remota montaña Gueshe habitan hombres espirituales, de piel blanca como la nieve, y por su belleza y dulzura semejantes a una doncella. No se alimentan de los cinco cereales, sino del viento que respiran y del rocío que beben. Cabalgan las nubes, montan voladores dragones y así viajan hasta más allá de los cuatro mares. Fijando su espíritu (Shen) hacen que los seres no sufran menoscabo, y que maduren las cosechas." Zhuang Zi.

martes, 8 de mayo de 2018

LA MIRADA INGENUA DE LOS SUEÑOS, por Juan Almirall

Tengo una hija de tres años, Lúa, que ve cosas que yo no veo. Es cierto, cuando vamos de paseo ella mira y ve cosas que yo no veo, sencillamente porque yo no les presto atención, supongo que porque no son cosas importantes... Pero para ella, que está descubriendo el mudo, todo es importante, y ve cosas que yo no veo.

Una amiga me recomendó que si llevaba una libreta para anotar los sueños también debía llevar un diario de vigilia, pues eso me ayudaría a descubrir el sentido y simbolismo de los sueños, y así lo he hecho. Recojo mis sueños por la mañana y antes de acostarme anoto de forma inversa los acontecimientos del día.

Y resulta que sí, mi mente registra las cosas que ve mi hija y que yo creo no haber visto, y luego elabora sueños con esas cosas. Ayer anoté en mi libreta las cosas importantes del día. Pero nada puse del bonito parque al que vamos siempre y en el que estuve con mi hija, ni sobre el traje negro de mi instructora de Tai-chi sobre el que distraídamente reparé en algún momento de la clase. También me llamó la atención que el grupo de compañeros de la asociación de Tai-chi son todos personas mayores y estuve pensando en algún momento qué edad debían tener, porque yo ya tengo una edad... Sin embargo, no anoté nada de todo eso en mi libreta porque... no era importante.

En el último sueño de esta mañana aparecía un señor vestido de negro con sombrero negro y cinta amarilla que había cruzado por la cornisa del edificio vecino, era de una asociación, y quería atravesar nuestra hermosa terraza, donde me encontraba con mi mujer y mi hija. Era una terraza llena de parterres y flores, como el parque al que vamos siempre. El señor de la asociación vestido de negro quería hablar con el presidente de mi escalera, una persona mayor y para que le permitiera cruzar me aseguraba que conocía a la amable anciana que vive en la puerta de enfrente.

Sin duda, en este sueño se volcaban cosas que vi y que pensé, pero que no anoté en mi diario de vigilia, sencillamente porque no eran importantes...

LA ÓRBITA MICROCÓSMICA TAOISTA, por Juan Almirall

La órbita microcósmica o pequeña revolución celeste (Xiao Zhou tian) es un concepto de Alquimia Taoista. Consiste en recoger la esencia (Jing) y mezclarla con el aliento (Qi). Esta esencia en algún otro lugar se relaciona con el semen, pero en cualquier caso es la fuente de la vida. Si se mezcla esta esencia con el aliento utilizando la respiración y se hace circular por la órbita microcósmica, conseguimos aumentar nuestra vitalidad y comenzar el proceso alquímico que conduce a la inmortalidad (según los sabios chinos taoístas). Vale la pena intentarlo.

Los puntos de la órbita microcósmica son doce:

Zi se encuentra en el periné, entre el ano y los genitales, también llamado la Puerta de la Vida y la Muerte.
Chou se encuentra en la base de la espina dorsal.
Yin  punto en los riñones, Puerta de la Vida.
Mao punto detrás del corazón.
Chen la primera vértebra cervical.
Si la Almohadilla de Jade, donde se apoya el cráneo.
Wu en la coronilla.
Wei el Palacio de Cristal en el entrecejo.
Shen en el centro de la garganta.
Yu en el esternón a la altura del corazón.
Xu en el ombligo.
Hai el Palacio del Esperma / Ovárico.

Estos doce puntos forman los dos canales principales por los que circula el Qi, los canales dumai o control y renmai o función. Para conseguir la unión de ambos canales, hay que presionar el periné con el talón y llevar la punta de la lengua al paladar encima de la encía superior.

Para activar la órbita microcósmica hay que fijar la mirada en la punta de la nariz (para fijar la mente) y presionar el periné. Luego iniciar una inspiración llevando el aire del punto Zi al punto Chou, luego seguir inspirando y visualizar los puntos Chou y Yin. A continuación retener un instante en Mao. Seguir inspirando hasta Wu, allí retener de nuevo y comenzar a espirar y visualizar como desciende el aire por Wei, Shen y detenerse un instante en Yu, para continuar por Xu y Hai. Terminar de nuevo en Zi. Para hacer progresar el fuego Yang y reparar nuestro cerebro, capacitándolo para alcanzar la visión de la vacuidad del Tao, hay que acumular la esencia-aliento en el tantien inferior, el Horno de Jade, tres dedos por debajo del ombligo y allí concentrar toda nuestra atención. 



domingo, 7 de enero de 2018

MASONERÍA Y TEOSOFÍA, Juan Almirall Arnal

A propósito del artículo “Masonería y Teosofía ¿moda o necesidad?” de Víctor Guerra publicado en el blog Masonería siglo XXI, donde crítica el número 32 de la revista Cultura Masónica “La Sabiduría Divina. Encuentros de masonería y teosofía”.

El autor, sin duda, uno de los estudiosos de la Masonería mejor documentados de nuestro país, considerado por algunos como un “destroyer”  masónico, hace un tremendo esfuerzo por colocarse en una “masonería real” supuestamente apoyada en los Antiguos Deberes, en las Constituciones y otros documentos clásicos, que le permite distinguirla de otras masonerías “míticas”. Tal absurdo esfuerzo nos recuerda a la pretendida regularidad de unos masones frente a otros, basada en ciertas opciones y credos, que lo único que pretende es ocultar que el suyo solo es un punto de vista más, dentro del amplio universo masónico donde ha cabido y cabe un amplio arco que va desde los místicos más recalcitrantes a los más juiciosos racionalistas.

 La Masonería, en  mi humilde opinión, es un fenómeno tan variopinto y diverso que es imposible de delimitar y acotar. Prácticamente todas las Masonerías, creo que el plural le conviene más, siempre han comerciado con otro fenómeno tan variopinto y diverso como es el Esoterismo. Querer obviar este hecho es tan desesperado como el vano intento de ocultar el pasado teosófico y masónico del Dr. Rudolf Steiner, para resaltar parte de su obra y pretender que tiene un posible encaje en el campo académico de la Antropología Filosófica, tal como escuché con sorpresa en la facultad de Filosofía.

¡Las cosas son tal como son! Y, guste o no, es evidente que la Masonería tiene su filiación en el movimiento esotérico y místico (que comparte raíz con la palabra misterio del gr. μυστήριον mystḗrion) de Occidente, donde ciertas herramientas y elementos propios de un oficio se interpretan simbólicamente como instrumentos para la instrucción y perfeccionamiento moral e intelectual del espíritu humano. Y no olvidemos que la instrucción y los rituales tienen su fundamento en concepciones del siglo XVIII y principios del XIX, donde la moderna ciencia estaba en pañales en lo que, por ejemplo, a la química se refiere.

No nos sorprende, por otra parte, que el autor del artículo caiga en la fácil referencia a las obras El Teosofismo de René Guenón y El Mandril de Madame Blavatsky de Peter Washington. La primera, una biliosa y parcial crítica de un autor obsesionado por negar la validez de las doctrinas hindúes y budistas sobre el karma y la reencarnación. Y la segunda, un documentado estudio periodístico que se recrea en las anécdotas de la vida de personajes como Madame Blavatsky, una aventurera en una época en que la mujer era propiedad de su marido, y que tuvo la tremenda osadía de enfrentarse nada menos que al frío realismo científico y el dogmatismo religioso.

Trascendiendo lo anecdótico y los controvertidos aspectos personales del personaje, lo cierto es que la obra de Blavatsky tuvo una indiscutible influencia durante los últimos años del siglo XIX y principios del XX, y dejó su profunda huella en nuestra cultura y tradición espiritual, y, por supuesto, también en la Masonería. Hoy es difícil encontrar una obra masónica que se sustraiga de las doctrinas y conceptos teosóficos en el análisis del símbolo. A la vez que abrió de par en par las puertas de Occidente a corrientes orientales que hoy gozan de una fuerte implantación y contaminan toda nuestra cultura, como es el yoga y el budismo, que muchas veces aparecen teñidas de teosofismo.


Y tal vez, lo paradójico de todo esto sea que desde un movimiento claramente influenciado por la Masonería, como era la Sociedad Teosófica en sus inicios, se pueda encontrar el inicio de un proceso de implantación de estas formas culturales en nuestro mundo. Pues más allá de la ridícula pretensión de pureza, la cultura humana se construye así, por el contacto entre personas procedentes de mundos distintos. Y el valor de un principio como la Fraternidad Universal sea precisamente ese, la capacidad de crear fenómenos culturales nuevos, que superen las resistencias de los puristas y de los conservadores.

Personalmente considero, en cierto sentido con el autor, que los comentaristas teósofos pecan de un cierto dogmatismo a la hora de exponer las doctrinas teosóficas, presentándolas como una verdad en términos absolutos. Mi punto de vista está en las antípodas de esto, entiendo la obra de Blavatsky como un intento muy legítimo de explicar el origen del mundo y de la humanidad, en una época donde se ha cedido tal honor únicamente a la ciencia. Sin embargo, una cosa es la obra e influencia de Madame Blavatsky y otra bien distinta los teósofos, totalmente otro cantar.