EL CÍRCULO DE LA SABIDURÍA

El Círculo de la Sabiduría recoge las conclusiones de mi búsqueda interior y de mi trabajo de meditación. He consagrado mi vida a la búsqueda interior y, en los últimos años, he alcanzado algunos interesantes resultados que me gustaría compartir con el lector. No creo que en una cosa como es la meditación se pueda hablar de rigor científico, pero sí que es legítimo hablar de método, la “investigación interior” se puede hacer de forma más o menos metódica, sin embargo, las conclusiones, al ser completamente subjetivas, no pueden tener mayor rigor que el de la opinión. Juan Almirall

martes, 8 de mayo de 2018

LA MIRADA INGENUA DE LOS SUEÑOS, por Juan Almirall

Tengo una hija de tres años, Lúa, que ve cosas que yo no veo. Es cierto, cuando vamos de paseo ella mira y ve cosas que yo no veo, sencillamente porque yo no les presto atención, supongo que porque no son cosas importantes... Pero para ella, que está descubriendo el mudo, todo es importante, y ve cosas que yo no veo.

Una amiga me recomendó que si llevaba una libreta para anotar los sueños también debía llevar un diario de vigilia, pues eso me ayudaría a descubrir el sentido y simbolismo de los sueños, y así lo he hecho. Recojo mis sueños por la mañana y antes de acostarme anoto de forma inversa los acontecimientos del día.

Y resulta que sí, mi mente registra las cosas que ve mi hija y que yo creo no haber visto, y luego elabora sueños con esas cosas. Ayer anoté en mi libreta las cosas importantes del día. Pero nada puse del bonito parque al que vamos siempre y en el que estuve con mi hija, ni sobre el traje negro de mi instructora de Tai-chi sobre el que distraídamente reparé en algún momento de la clase. También me llamó la atención que el grupo de compañeros de la asociación de Tai-chi son todos personas mayores y estuve pensando en algún momento qué edad debían tener, porque yo ya tengo una edad... Sin embargo, no anoté nada de todo eso en mi libreta porque... no era importante.

En el último sueño de esta mañana aparecía un señor vestido de negro con sombrero negro y cinta amarilla que había cruzado por la cornisa del edificio vecino, era de una asociación, y quería atravesar nuestra hermosa terraza, donde me encontraba con mi mujer y mi hija. Era una terraza llena de parterres y flores, como el parque al que vamos siempre. El señor de la asociación vestido de negro quería hablar con el presidente de mi escalera, una persona mayor y para que le permitiera cruzar me aseguraba que conocía a la amable anciana que vive en la puerta de enfrente.

Sin duda, en este sueño se volcaban cosas que vi y que pensé, pero que no anoté en mi diario de vigilia, sencillamente porque no eran importantes...

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