Quien realmente se interesa por el desarrollo espiritual comprende fácilmente que se trata de un progreso, un camino progresivo, que además no solo se produce a nivel individual, sino también a nivel colectivo.
La Ciencia Espiritual o Teosofía que apareció a finales del siglo XIX, tenía por objeto, principalmente, explicar este progreso del alma humana, las etapas pasadas y las etapas futuras.
La comprensión de este progreso es fundamental precisamente para progresar en nuestro propio camino espiritual, pues de otro modo, trabajaremos a ciegas, y hoy no es posible excluir la "comprensión" en nuestro proceso de desarrollo espiritual.
Hoy en día, nos encontramos una amplísima oferta en el "mercado" espiritual. Esto es una gran suerte, nunca el ser humano ha tenido al alcance de su mano tanta información y tantas posibilidades de acceder a técnicas y herramientas para su progreso espiritual, no hace falta formar parte de ninguna sociedad secreta, ni una fidelidad absoluta al guru, ni nada de eso, en Internet uno puede encontrar prácticamente todo lo que necesita para trabajar por su propio progreso espiritual. Ahora bien, falta "comprender" dónde estamos, cuál es nuestro punto de partida, pues es muy improbable que entendamos una palabra de un texto que nos plantee meditaciones muy profundas, si no tenemos las bases necesarias para poder practicar y sacar provecho de ello.
Por eso, precisamente, la Ciencia Espiritual o Teosofía nos planteó por primera vez la posibilidad de entender los desarrollos del alma humana hacia el espíritu universal. Los maestros teósofos vieron que era preciso introducir este elemento de comprensión en nuestra época donde habíamos perdido una cierta sensibilidad interna, por lo que el trabajo, por ejemplo, con símbolos no tenía ninguna virtualidad a nivel consciente y solo actuaba de forma inconsciente. Así lo expresaba el Dr. Rudolf Steiner: "el trabajo con la mera intuición del simbolismo tal como hoy en día se cultiva ordinariamente en las sociedades ocultas sería una continuación injustificada de aquello que en el pasado había estado justificado. Pues en aquellos tiempos el ser humano disponía de una sensibilidad más intensa de su cuerpo etérico, por medio de la cual podía llegar a una experiencia interior análoga. El ser humano de la moderna era del alma consciente, para quien en lugar del cuerpo etérico sensitivo se ha hecho determinante el entendimiento ligado al cerebro físico, los símbolos, signos, toques y palabras le quedan como algo externo, no puede unirlos con su alma consciente..."
Lo mismo sucede con el yoga, la meditación y otras técnicas venidas de Oriente y practicadas desde antiguo por personas que todavía hoy conservan la citada sensibilidad de su cuerpo etérico. El occidental que parte del alma consciente y su dependencia del cuerpo físico precisa de la herramienta de la comprensión para poder progresar espiritualmente, por lo que debe sumarla a dichas técnicas y al estudio del simbolismo. Comprender cuál es el siguiente paso evolutivo, que desarrollos se esperan del alma humana, nos ayudará a comprender cómo nos podemos servir de dichas técnicas o símbolos en nuestro progreso real.
Por ello, todas las escuelas surgidas de la Teosofía comenzaban sus trabajos espirituales a partir de la Ciencia Espiritual, su comprensión de los mundos sutiles y de los desarrollos del alma humana, en el conjunto evolutivo de toda la Humanidad y del planeta. Siguiendo con R. Steiner: "aquel que haya llegado a conocer, aunque solo sea lo que se encuentra por ejemplo en mi "Teosofía" o en la "Ciencia Espiritual" (y aquí valen también las obras de HP. Blavatsky, la Dra. A. Besant, Max Heindel o Jan van Rijckenborgh, por poner algunos ejemplos más), y haya intentado comprenderlo, nunca podrá recibir ningún daño a consecuencia de la transmisión de símbolos" (Berlín, 4 de abril de 1916). Recomendamos, especialmente, la lectura y estudio de la obra del Dr. Rudolf Steiner "Filosofía de la Libertad", quien comprende dicha obra, sin duda, está capacitado para poder realizar rápidos progresos con todas las herramientas y métodos, ya provengan de nuestra tradición o de Oriente.
La Ciencia Espiritual o Teosofía que apareció a finales del siglo XIX, tenía por objeto, principalmente, explicar este progreso del alma humana, las etapas pasadas y las etapas futuras.
La comprensión de este progreso es fundamental precisamente para progresar en nuestro propio camino espiritual, pues de otro modo, trabajaremos a ciegas, y hoy no es posible excluir la "comprensión" en nuestro proceso de desarrollo espiritual.
Hoy en día, nos encontramos una amplísima oferta en el "mercado" espiritual. Esto es una gran suerte, nunca el ser humano ha tenido al alcance de su mano tanta información y tantas posibilidades de acceder a técnicas y herramientas para su progreso espiritual, no hace falta formar parte de ninguna sociedad secreta, ni una fidelidad absoluta al guru, ni nada de eso, en Internet uno puede encontrar prácticamente todo lo que necesita para trabajar por su propio progreso espiritual. Ahora bien, falta "comprender" dónde estamos, cuál es nuestro punto de partida, pues es muy improbable que entendamos una palabra de un texto que nos plantee meditaciones muy profundas, si no tenemos las bases necesarias para poder practicar y sacar provecho de ello.
Por eso, precisamente, la Ciencia Espiritual o Teosofía nos planteó por primera vez la posibilidad de entender los desarrollos del alma humana hacia el espíritu universal. Los maestros teósofos vieron que era preciso introducir este elemento de comprensión en nuestra época donde habíamos perdido una cierta sensibilidad interna, por lo que el trabajo, por ejemplo, con símbolos no tenía ninguna virtualidad a nivel consciente y solo actuaba de forma inconsciente. Así lo expresaba el Dr. Rudolf Steiner: "el trabajo con la mera intuición del simbolismo tal como hoy en día se cultiva ordinariamente en las sociedades ocultas sería una continuación injustificada de aquello que en el pasado había estado justificado. Pues en aquellos tiempos el ser humano disponía de una sensibilidad más intensa de su cuerpo etérico, por medio de la cual podía llegar a una experiencia interior análoga. El ser humano de la moderna era del alma consciente, para quien en lugar del cuerpo etérico sensitivo se ha hecho determinante el entendimiento ligado al cerebro físico, los símbolos, signos, toques y palabras le quedan como algo externo, no puede unirlos con su alma consciente..."
Lo mismo sucede con el yoga, la meditación y otras técnicas venidas de Oriente y practicadas desde antiguo por personas que todavía hoy conservan la citada sensibilidad de su cuerpo etérico. El occidental que parte del alma consciente y su dependencia del cuerpo físico precisa de la herramienta de la comprensión para poder progresar espiritualmente, por lo que debe sumarla a dichas técnicas y al estudio del simbolismo. Comprender cuál es el siguiente paso evolutivo, que desarrollos se esperan del alma humana, nos ayudará a comprender cómo nos podemos servir de dichas técnicas o símbolos en nuestro progreso real.
Por ello, todas las escuelas surgidas de la Teosofía comenzaban sus trabajos espirituales a partir de la Ciencia Espiritual, su comprensión de los mundos sutiles y de los desarrollos del alma humana, en el conjunto evolutivo de toda la Humanidad y del planeta. Siguiendo con R. Steiner: "aquel que haya llegado a conocer, aunque solo sea lo que se encuentra por ejemplo en mi "Teosofía" o en la "Ciencia Espiritual" (y aquí valen también las obras de HP. Blavatsky, la Dra. A. Besant, Max Heindel o Jan van Rijckenborgh, por poner algunos ejemplos más), y haya intentado comprenderlo, nunca podrá recibir ningún daño a consecuencia de la transmisión de símbolos" (Berlín, 4 de abril de 1916). Recomendamos, especialmente, la lectura y estudio de la obra del Dr. Rudolf Steiner "Filosofía de la Libertad", quien comprende dicha obra, sin duda, está capacitado para poder realizar rápidos progresos con todas las herramientas y métodos, ya provengan de nuestra tradición o de Oriente.
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