EL CÍRCULO DE LA SABIDURÍA

El Círculo de la Sabiduría recoge las conclusiones de mi búsqueda interior y de mi trabajo de meditación. He consagrado mi vida a la búsqueda interior y, en los últimos años, he alcanzado algunos interesantes resultados que me gustaría compartir con el lector. No creo que en una cosa como es la meditación se pueda hablar de rigor científico, pero sí que es legítimo hablar de método, la “investigación interior” se puede hacer de forma más o menos metódica, sin embargo, las conclusiones, al ser completamente subjetivas, no pueden tener mayor rigor que el de la opinión. Juan Almirall

viernes, 16 de enero de 2015

LA QUÍNTUPLE GNOSIS

Cinco son las Sabidurías o Jñanas de los cinco Dhyani-Budas. Son cinco Gnosis o una Quíntiple Gnosis que se revela en el momento de la disolución de la conciencia, esto es, en el momento de la muerte, según la obra tibetana el Bardo Thodol. Cinco días tras la muerte efectiva sueña el alma del difunto con la aparición de cinco luces que representan las Cinco Gnosis y nos muestran la disolución de los factores composicionales de nuestra conciencia, los cinco factores o agregados que nos permiten construir el mundo tal como lo conocemos. Llegado el momento de la muerte, los vientos internos y las mentes que los cabalgan se disuelven y nos muestran extrañas visiones kármicas, que decidirán nuestras próximas existencias en otros mundos y otras mentes:

1. La Gnosis del Espacio del Dharma o de la Vacuidad, relacionada con el elemento éter, se revela como el Buda Vairochana. Muestra la insustancialidad de los fenómenos, que hemos considerado a lo largo de la vida como reales, como sustancialmente existentes. El Maestro Vairochana hace el mudra de la Sabiduría del Dharma, porque nos muestra la impermanencia de las cosas. Si no hemos aprendido en vida a reconocer la impermanencia e insustancialidad de los fenómenos, moriremos contaminados con el veneno de la ignorancia y nuestro karma nos obligará a volver a nacer, hasta que reconozcamos esta insustancialidad del yo y del mundo. Cuando tiene lugar la revelación del Buda Vairochana el viento que sustenta la vida (prana-vayu) se introduce en el canal central, destruyendo el agregado de la forma y el difunto ve el mundo como un espejismo.

2. La Gnosis semejante al Espejo, relacionada con el elemento agua, se revela como el Buda Akshobhya, que muestra el mudra del testimonio. Produce la calma y la paz de la contemplación serena y desapasionada de todos los Budas, la mirada compasiva de los que no han sido engañados por la apariencia de los fenómenos y miran con amor y compasión a todos los seres vivos y se regocijan con su felicidad. Si no hemos desarrollado esta gnosis de forma espontánea, la cólera nos arrastrará hacia las luces ahumadas y tenues de donde brota el odio y la ira. El elemento del Buda Askhobhya es el agua clara y azulada, como un cielo despejado de una mente limpia, pura y serena. Cuando tiene lugar la revelación del Buda Akshobhya el viento descendente evacuador (apana-vayu) se introduce en el canal central, destruyendo el agregado de la auto-conciencia del yo, y el difunto ve el mundo como lleno de vapores y humos.

3. La Gnosis de la Identidad Universal, relacionada con el elemento tierra, se revela como el Buda Ratnasambhava, que hace el mudra de la generosidad. La luz amarilla de este gran Buda destruye la ilusión humana, su egoismo y orgullo, la humildad y la generosidad son sus antídotos. La gnosis de la Identidad Universal muestra a los seres el camino de la igualdad y la generosidad, es la Sabiduría de la Ecuanimidad, reconoce la abundancia ilimitada del universo y del mundo, la asuencia de límites fijos en todo ser o situación. Cuando tiene lugar la revelación del Buda Ratnasambhava el viento que lo impregna todo (vyana-vayu) se introduce en el canal central, destruyendo el agregado de la sensación, y el difunto ve como lucecitas de luciérnagas en las oscuras brumas de su mente.

4. La Gnosis del Discernimiento, relacionada con el elemento fuego, se revela como el Buda Amithaba, el Buda rojo como el sol del atardecer cuando llega el ocaso, que ilumina nuestra concepción de la singularidad de cada situación o fenómeno, que es el resultado de condiciones irrepetibles, manteniendo nuestro interés apreciativo hacia cada manifestación de la riqueza de la vida, lo que nos permite amar a todo y a todos de forma incondicional. El Buda Amithaba representa la respuesta emocional positiva y activa del amor incondicional, es rojo porque muestra la energía concentrada de la meditación, por ello el Buda hace el mudra de la concentración sostenida. Representa la absorción meditativa, la Perfección en la Meditación. Cuando tiene lugar la revelación del Buda Amithaba el viento que permanece por igual (samana-vayu) se introduce en el canal central, destruyendo el agregado de la percepción y el difunto ve como una llama de una vela.

5. La Gnosis del Cumplimiento o del Logro Completo, se relaciona con el elemento aire, es revelada por el Gran Buda Amoghasiddhi procedente de la Tierra Pura del Norte, que hace el mudra de la protección. Su color es el verde del anochecer y su familia del karma o de la acción, pues de él depende la consecución de las acciones, de la acción verdadera, la que se ajusta a las otras cuatro Gnosis. Amoghasiddhi nos protege y purifica nuestras acciones, depura nuestras intenciones y los efectos de nuestros actos. Cuando él aparece se abre el pozo de la envidia y del miedo, que son los venenos que esta Gnosis elimina. Cuando tiene lugar la revelación del Buda Amoghasiddhi el viento ascendente movedor (udana-vayu) se introduce en el canal central, es el viento que permite la palabra, por ello, en este momento desaparece todo logos y el difunto no ve nada, surge la mente negra cercana al logro de la Luz Clara de todos los Budas, destruye el agregado de la predisposición psíquica (intenciones o voluntad), la mente se disuelve por completo.

El que toma refugio en los Cinco Dhyani-Budas, medita en Ellos y en sus cinco Gnosis, podrá triunfar en el segundo Bardo, el chonyid-bardo o el estado intermedio de la experiencia de la realidad, el sueño kármico que precede al renacimiento.


lunes, 5 de enero de 2015

LA PALABRA PERDIDA

Con el nombre de Gnosis se conoció durante los siglos III y IV la Sabiduría antigua recogida en los libros sapienciales y contenida en los templos egipcios y caldeos. Varios movimientos carismáticos detentaban una Gnosis inspirada en la antiquísima Sabiduría de los egipcios, una Sabiduría que mostraba el camino del alma por el más allá, informando al iniciado de las palabras mágicas que debía conocer y memorizar tras la muerte, para poder sortear los obstáculos que encontraría en la morada de los muertos. Las fórmulas mágicas expresadas en palabras y signos secretos se revelaban a los iniciados en los Misterios Gnósticos.

Tres fueron las grandes corrientes que detentaron una Gnosis semejante: el Hermetismo egipcio, el Gnosticismo judeocristiano (compuesto por diferentes sectas de entre la que destacaba la de los Valentinianos) y los Maniquéos, seguidores del gran profeta Mani de Babilonia. El Hermetismo se difuminó en el Oriente durante la época islámica y algo de él sobrevivió en el Imperio Bizantino, más como curiosidad filosófica que como práctica mistérica; el Gnosticismo fue perseguido y ahogado por la Iglesia imperial, al igual que el Maniqueísmo en Occidente. Sin embargo, éste último pudo viajar hacia Oriente donde encontró una singular acogida en algunos lugares de la China y Tibet, llegando a confundirse con el Budismo Tántrico inspirado en el Bardo Thodol (el Libro Tibetano de los Muertos).

En el siglo VI comienza en Occidente la Edad Media con la prohibición de enseñar a los paganos y el cierre de la Academia de Atenas por el edicto de 529 del emperador Justiniano, el Neoplatonismo filosófico, última expresión del Hermetismo es silenciado y sus maestros, Damascio y Simplicio, viajan a Persia, no se sabe que les sucedió allí. Tendremos que esperar al año 1458, fecha en la que aparecen en Italia dos códices del Corpus Hermeticum, uno en la biblioteca del cardenal Bessarion y otro en la de Cosme de Medicis. Novecientos años de persecuciones para erradicar de Europa cualquier rastro de gnosticismo, movimientos carismáticos, maniqueísmo o paganismo. Por lo que las palabras mágicas de los antiguos egipcios, destinadas a abrirnos las puertas de las estancias de los muertos, desaparecieron de nuestro universo cultural, la magia quedó proscrita, solo algunos osados brujos, hechiceros o nigromantes se atrevieron a desafiar la prohibición, conservando alguna clavícula secreta y alguna fórmula mágica, sin saber muy bien qué sentido tenían.

Sin embargo, a partir del Renacimiento comienza en Europa un intento de recuperar el Neoplatonismo y el Hermetismo, que toma forma en la nueva Academia de Florencia presidida por Marsilio Ficino bajo el patrocinio de los Medicis. De allí resurgirá un nuevo impulso que materializarán personajes como Paracelso en Suiza, John Dee en Inglaterra, Giordano Bruno en Italia, o Cornelio Agrippa en Alemania, entre muchos otros. Esta nueva euforia gnóstica intenta encontrar una dirección en la Fama Fraternitatis de los Rosacruces, que pretendía agrupar en una Fraternidad a todos los sabios herméticos de Europa para intentar recuperar la Gnosis que permitiría construir la Morada del Espíritu Santo. Pero las guerras de religión y un enemigo peor, el Racionalismo cartesiano que se apodera de la ciencia, pondrá límites a la euforia y obligará a los filósofos herméticos a esconderse para seguir su búsqueda de la Gnosis, de las Palabras Perdidas, de forma clandestina.

Así vemos tomar forma a la Fraternidad de los Francmasones que relanza el interés por la búsqueda de la Palabra Perdida, a partir del año 1717, desde Inglaterra, Francia y Alemania. La Francmasonería fue el lugar donde se dieron cita los buscadores de la Gnosis y los místicos durante el Siglo de las Luces, lo que permitió desarrollar un complejo sistema de grados, que en el fondo evidenciaba una profunda desorientación. Sobre los tres grados simbólicos masónicos se superpusieron muchos otros grados que intentaban recopilar todos los intentos de recuperación de la Gnosis a lo largo de la historia de Occidente: alquimia, cábala, rosacruz, templarismo, etc., todo puede ser escenificado en las logias masónicas, el último bastión de una Gnosis, más en el recuerdo que efectiva.

A finales del siglo XIX, en el año 1875 se funda en Nueva York la Sociedad Teosófica, un nuevo impulso que rescata los últimos restos de Gnosis, gracias al viaje a Oriente de sus fundadores. HP. Blavatsky había expresado en su primera gran obra (Isis sin velo) la necesidad de reformar la Francmasonería, como único espacio donde se podía encontrar algo de aquella Gnosis perdida, que ella denominaba Teosofía. En su segunda gran obra, La Doctrina Secreta y en especial en La Voz del Silencio, demostró claramente que había encontrado el filón perdido, la Gnosis que los Maniqueos habían llevado a Oriente y que se fusionó con el Budismo Tántrico, el Budismo esotérico. La Sociedad Teosófica puso los fundamentos en Occidente para recibir a los lamas y yoguis que traían nuevos tesoros, nuevas Palabras Mágicas para guiar a la conciencia en su camino por el Bardo, las estancias mentales por las que se disuelve la personalidad tras la muerte. 

jueves, 1 de enero de 2015

LAS PALABRAS MÁGICAS EN EL TANTRA DEL YOGA SUPREMO

En la India la gnosis griega, que llegó por varias vías, se mezcló con el Yoga, un producto originalmente oriental. El Yoga es un conjunto de técnicas que permiten alterar y controlar la respiración para generar determinados estados de conciencia. Esto era lo que le faltaba a la gnosis greco-egipcia. Esta gnosis se centraba en la sabiduría, el conocimiento de los mundos sutiles, los lugares por los que atraviesa el alma tras la muerte, y en las palabras mágicas que debían quedar grabadas en la memoria del difunto para poderlas recitar ante los guardianes de las puertas de las estancias del más allá.

En Oriente esta gnosis pudo traducirse en los estadios por los que pasa la disolución de la conciencia, y ello fue así gracias al Yoga y su profundo conocimiento de los estados psíquicos que resultan de la meditación. Si bien la antigua religión de los Vedas ya implicaba un cierta teología sobre el sonido, fue en la filosofía del Tantra del Yoga Supremo donde la teología sobre los sonidos alcanzó sus más elevados desarrollos.

Los sonidos articulados forman palabras que inciden en la mente, en nuestro cerebro, y generan formas determinadas. Ello está íntimamente relacionado con la respiración, pues es la que genera los sonidos articulados, que según el punto de articulación producen un efecto u otro en nuestra mente, y tienen la capacidad de producir unas determinadas imágenes y generar ciertos sentidos. Por ejemplo, los sonidos dentales, como la [t] o la [d] producen en el cerebro un sentido de "determinación", la palabra "muerte" contiene una "m-r-t" y la palabra "madre" una "m-d-r", "matar" en castellano o "mata" en sánscrito que significa "madre", son conjuntos de consonantes que indican determinación, nuestro origen, la madre, la materia, y nuestro final, la muerte, "dead", "mara", etc. Con esto queremos únicamente apuntar que los sonidos producen significados mentales y formas-imagen. Y en todo ello está implicada la respiración que afecta a todo nuestro cuerpo en la medida que oxigena y descarga de ácido carbónico nuestro organismo. Sonido, aliento y sangre son distintos factores que condicionan nuestra mente y nuestra conciencia.

El Tantra o el camino del Vajra (Vajrayana) utiliza fundamentalmente el mantra como herramienta de transformación. Los sonidos son capaces de transformar nuestra conciencia, porque pueden transformar hasta nuestra sangre. Determinados tipos de control de la respiración pueden permitir generar calor interno, activar los canales sutiles del organismo por donde circula el prana, el fluido vital. Así, el organismo puede retener el carbón de la exhalación y con el calor interno transformarlo en diamante, el Vajra es el rayo pero también el Diamante, generando un cuerpo etérico de naturaleza diamantina. El cuerpo etérico, como ya hemos explicado en otras entradas, esta constituido fundamentalmente por distintas corrientes que mueven energía y producen determinadas funciones orgánicas en nuestro organismo. El cuerpo etérico es el vehículo de la mente, así las funciones orgánicas se relacionan con determinados estados psíquicos. No vamos a entrar ahora en detalles sobre esta cuestión, basta con comprender la íntima relación que existe entre el sonido, la Palabra o el Logos, los vientos internos del cuerpo etérico, la sangre y los estados psíquicos de nuestra conciencia, sobre todo con los estados de disolución y transformación de la misma.

Así los yoguis practicantes del Tantra del Yoga Supremo utilizaron determinados mantras para generar determinados sentidos, determinadas imágenes y por su repetición determinadas metamorfosis (o transfiguración que es la traducción de la palabra griega "meta-trans"/"morfos-figura"). Algunos de estos mantras o sonidos-raíz son los siguientes:

[om·] es el sonido primordial origen de todos los sonidos y de todas las formas, es el fundamento del cuerpo-vajra.
[hum·] este sonido es capaz de generar la mente pura y compasiva de todos los Budas, la mente-vajra.
[ah·] es un sonido aspirado que representa la palabra-vajra de todos los Budas, sirve para producir la entrada de los vientos internos en el canal central.
[mam·] nos conecta con nuestra madre arquetípica, nuestra materia y nuestra muerte.

Estos mantras tienen sus formas y colores en las imaginaciones del Tantra del Yoga Supremo, por ejemplo, el mantra "om" adopta la figura del Buda Vajrasattva blanco y luminoso; el mantra "hum" con el Buda Vajradhara azul o el mantra "ah" con el Buda Vajradharma rojo, cuerpo, mente y palabra de todos los Budas. De igual manera cada uno de los vientos internos se relaciona con un elemento y uno de los Dhyani-budas, de los que ya hemos hablado en otras entradas (Los cinco dhyani buddhas), y tienen un papel fundamental en el proceso de disolución de la conciencia, tal como se explica en el Bardo Thodol (nos remitimos a nuestras entradas sobre el ciclo de la conciencia y el el bardo un viaje a traves de los sueños).


martes, 30 de diciembre de 2014

DISCURSOS E IMAGINACIÓN

El yo es discurso y por tanto logos, un conjunto de palabras sobre nosotros mismos. El Logos, la Palabra refiere al lenguaje, la facultad que nos hace seres humanos, que nos permite comunicarnos con los demás, con nosotros mismos y también con los espíritus y los dioses, al menos, así lo pensaban los seres humanos del pasado. El lenguaje que constituye nuestra identidad es una de las actividades fundamentales de la mente humana.

El lenguaje tiene capacidad evocadora, cada sonido evoca en nuestro cerebro imágenes, digan lo que digan los filósofos del lenguaje (con los que estuve discutiendo todos los años de carrera). El lenguaje dibuja en nuestra mente formas, cada sonido tiene su geometría, cada sonido es capaz de generar una forma determinada, incluso un color. Por ejemplo, cuando digo o escribo la palabra "Nefertiti" automáticamente aparecerá en la imaginación de las personas informadas la imagen de la reina egipcia, un conjunto de líneas, formas y colores, iluminadas por la luz.

Lenguaje e imaginación son dos fenómenos mentales íntimamente relacionados. Una idea fundamental de la filosofía india es la estrecha relación existente entre rupa-nama, forma-nombre. Todo nombre genera una forma y toda forma tiene un sonido, un nombre. Los dioses, y aquí llegamos a una de las ideas fundamentales de toda gnosis, tienen una forma, conocer las formas y los nombres de los dioses es conocer su energía, su fuerza, su actividad. El gnóstico utiliza la magia de los nombres y de las formas de los espíritus y de los dioses. Esto es una idea muy claramente expresada en el Corpus Hermeticum, Hermes le dice al rey Amón que no traduzca sus discursos, pues nuestras palabras (el lenguaje egipcio) encierran la energía y la fuerza de lo que expresan.

Pero más allá de estas consideraciones mágicas, lo cierto es que existe una íntima relación entre el lenguaje y la imaginación, y como decía C.G. Jung "todo fenómeno anímico es a la vez una imagen y una imaginación, pues de lo contrario no podrían existir ni la conciencia ni la fenomenicidad del proceso. La imaginación es también un proceso psíquico..." Al psiquiatra suizo le interesaba la imaginación y su fenómeno parejo, los sueños. Los sueños son imaginaciones liberadas de nuestra memoria, que conserva un sinnúmero de imágenes, algunas incluso elaboradas por el propio subconsciente, que trabaja fundamentalmente con imágenes.

En todo proceso iniciático es fundamental la imaginación, de hecho, un ritual iniciático es una escenificación teatral que apela a la imaginación del iniciado. Una serie de imágenes, gestos y actos rituales provocan en el iniciado un efecto, que luego, a lo largo del tiempo que sigue a la iniciación, intentará desentrañar su sentido. En la antigüedad el ritual iniciático era una experiencia similar al viaje del alma por el más allá. Así, el iniciado recibía el mapa del viaje que realizaría tras la muerte, el círculo de la sabiduría es un mapa a través de las imágenes oníricas que experimenta el alma tras la muerte, así como las palabras mágicas que debía recitar para contener a los guardianes de las puertas de las estancias del más allá. Y este es el sentido del Tantra, sobre todo de su texto esencial, el Bardo Thodol. 

domingo, 28 de diciembre de 2014

EL YO-DISCURSO

El yo no es otra cosa que un discurso sobre yo mismo. Es un instrumento de la mente humana que necesita identificarse con algo, y como los grandes valores colectivos como la patria, la religión, la familia, etc. no despiertan un gran interés en el solitario individuo post-moderno, nos identificamos plenamente con el discurso sobre nosotros mismos. Soy pacifista, ecologista, moderno, me gusta la ropa tal, los zapatos cual, me gusta llevar reloj, comer en sitios especiales, tengo cuentas en las redes sociales, estoy al día de la actualidad política, etc, etc, etc, un largo discurso sobre mí mismo, que puedo activar en cualquier momento, que puedo pulir cuando tenga un rato, que puedo ampliar con muchas más cosas chic!! Se trata de que yo sea un tipo especial, al menos que el discurso sobre mí mismo sea especial, me guste a mi y también a los demás. Hoy construimos nosotros mismos nuestro discurso, nuestro yo, somos individuos solitarios prisioneros de nuestro discurso silencioso, nuestro yo-discurso nos atrapa y aísla.

Al ser discurso, el yo es "logos", es palabra y palabra creadora, es nuestra propia creación. En todo este conjunto de cosas que integran mi logos pueden haber algunas que, además, me hagan algo mejor: me gusta el yoga, medito, soy vegetariano, voy de vez en cuando a ayudar a gente necesitada, estoy comprometido política y socialmente, soy muy espiritual, etc. En general, soy elementos del discurso proyectivos, donde me proyecto hacia la salud física y mental y la felicidad de los demás Estas cosas forman parte de nuestro discurso pero además nos cualifican moral y espiritualmente. Si generan un buen o mal karma es lo de menos, las hago porque me hacen sentir bien, y además, depuran mi discurso sobre mí mismo.

Pero, ¿cómo puedo salir de este discurso? En principio no puedo, al menos mientras estemos en sociedad, mientras nuestra mente esté proyectada hacia afuera, es decir, mientras estemos viviendo y compartiendo el mundo y su realidad. Cosa que hacemos aproximadamente unas 16 horas al día. Las 8 horas restantes las pasamos durmiendo, y allí escapamos del discurso sobre nosotros mismos, al menos del discurso que conscientemente hemos construido, y vivimos estados subjetivos, donde las imágenes nos muestran otros aspectos de su realidad. También vivimos unos momentos de subjetividad absoluta, cuando caemos en el sueño profundo y nos replegamos al cien por cien en nosotros mismos, pero nuestra mente no está preparada para recordar estos instantes.

De hecho, nuestra mente no está preparada para vivir completamente en los estados subjetivos. No podemos permanecer 24 horas en estado de meditación, al menos la mayoría de nosotros. Buda propuso un camino medio, precisamente, para adecuar el discurso sobre nosotros mismos de forma equilibrada con los estados meditativos de plena subjetividad. Lo ideal es combinar la actividad meditativa con una vida entregada a actividades proyectivas, un poco fuera del discurso sobre nosotros mismos, ayudando a que los demás sean felices, entregados al servicio de los que nos rodean. Es, sin duda, una forma de discurso sobre nosotros mismos, pero es una forma más equilibrada de vivir el yo-discurso, en la conciencia de su irrealidad, de su naturaleza meramente discursiva. 

sábado, 27 de diciembre de 2014

LA EVOLUCIÓN DEL YO

Fue el movimiento teosófico quien planteó por primera vez la existencia de una evolución interna de los colectivos humanos. Primero fue la formación de la personalidad humana en una estructura triple: cuerpo físico, doble etérico o vital y cuerpo de deseos o astral; y luego, a lo largo de grandes períodos culturales, el alma humana se ha ido transformando a través de un proceso interno, pero que se puede apreciar en las formas culturales. Este proceso interno va de formas colectivas tribales, endogámicas, con un predominio de lo inconsciente y onírico, ha formas de individualidad fuertemente identificadas con el cuerpo físico. Estas transformaciones se pueden apreciar en tres fases fundamentalmente: 

1ª fase desde los orígenes de la civilización hasta el siglo VI a.C. aproximadamente, con la aparición de la filosofía griega. El alma humana tribal, con predominio de relaciones endogámicas y en lo cultural dominada por las formas fantásticas oníricas y subconscientes. Predominan las castas sacerdotales y el rito sacrificial. El ser humano percibe los estados psíquicos como fuera de él, actuando sobre él desde el exterior y los diviniza, los dioses personifican estados psíquicos. No existe una idea de individuo, lo importante es el colectivo y los dioses protectores.

2ª fase siglo VI a.C. hasta siglo XIII (en el siglo XIII importantes cambios motivados por la Escolástica medieval). El desarrollo de la mente racional, es fruto de una mezcla cultural entre tribus y clanes. El ser humano, en gran medida, se independiza de lo subconsciente y comienza a negar los dioses tribales. Se forman los grandes imperios y hay una tendencia a unificar. Se identifica más con las formas geométricas de su estructura sutil, del doble etérico, de donde surge la razón (como estructura matemática). El ser humano interioriza sus estados psíquicos pero la actividad intelectual se percibe de forma externa, aparece la idea del Dios único, el monoteísmo, y las Ideas intelectuales en la mente de un gran Intelecto, al que se le considera Dios Padre. Aparece la filosofía y la teología, las ideas son como "volcadas" en la mente del pensador, la mente humana tiene que abrirse a la actividad del Intelecto Agente. El concepto de yo no está muy claro, al menos no hay una identificación clara con el cuerpo, que se concibe más como un impedimento a la intelección. Los rituales mistéricos, donde los individuos emulan a un héroe semidios, son las formas más usuales de auto-conocimiento.

3ª fase del siglo XIV hasta nuestros días, donde se aprecia un progresivo desarrollo de la individualidad. En las culturas de los países desarrollados las personas se identifican completamente con su cuerpo físico, su yo individual es fruto de una comprensión cerebral. Predomina una carencia de fe en un Dios Intelecto, y se atribuyen cualidades abstractas a la materia y al universo, como son la infinitud, eternidad, etc. Es la época del individualismo, donde también se desarrolla una fuerte necesidad de intimidad, el ser humano valora su libertad y su vida material por encima de todo, la amistad por encima de otros valores que entran en crisis, como son el honor, las jerarquías, etc. En esta época de desarrollo interno, vemos aparecer la psicología como análisis del inconsciente, como una verdadera propuesta de auto-conocimiento. Los perfiles del yo están claramente definidos, hasta tal punto que se le acusa de todos los males, cuando es el fruto más elevado del desarrollo interno que ha alcanzado el ser humano. 

Considero que es del estudio y comprensión de estas etapas que podemos plantearnos la utilidad y vigencia de ciertas herramientas de auto-conocimiento. Por ejemplo, tendría sentido desde el punto de vista de la evolución de la conciencia, que hoy en día triunfe el yoga, una práctica que trabaja con el cuerpo físico o la psicología analítica que explora las formas arquetípicas del inconsciente colectivo como formas de auto-conocimiento.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

¿PORQUÉ TODO EL MUNDO LA TOMA CON EL EGO?

De un tiempo a esta parte, parece que la culpa de todo la tiene el "ego". La palabra ego significa "yo", pronombre personal de primera persona, que viene a designar aquello que somos o que creemos que somos. Por tanto, asumimos nuestra culpa, aceptamos nuestro egoismo, pero al culpar al yo, de alguna manera, intentamos descargarnos de responsabilidad. Pues tampoco sabemos bien bien qué es el "yo". ¡¡¡Hablamos alegremente del yo EN TERCERA PERSONA!!!

YO BIOLÓGICO: El yo es una necesidad, no solo psicológica, sino también biológica. Necesitamos construir una idea de yo, de unidad de conciencia, que centralice todas las sensaciones, percepciones, emociones y pensamientos. Sin un yo, sin una idea unificadora, no podríamos relacionar las distintas percepciones a cada momento, nuestra vida biológica sería imposible, pues no sabríamos que el que está hablando es el tipo que tengo delante... Hasta los animales tienen una cierta idea de unidad de su conciencia.

YO PSICOLÓGICO: Es cierto que el yo es, desde un punto de vista crítico y racional, algo irreal. El cuerpo es real y su unidad es real, pero ese yo anímico o psicológico es irreal, aunque necesario. No podemos prescindir de un yo psicológico, y la incorrecta integración de un yo en nuestra vida psíquica es un grave problema, es una enfermedad.

YO LINGÜÍSTICO: Pero, entonces, a qué se refieren los místicos o los maestros orientales, cuando nos invitan a negar al yo, cuando niegan la realidad del yo. Buda negaba la existencia del yo por razones obvias, le negaba un carácter ontológico por la mera razón de que el yo surge siempre con relación a otra cosa, es un producto del lenguaje, es un pronombre personal, siempre relacionado con un verbo, una acción o un predicado. Toda construcción lingüística puede ser cuestionada desde un punto de vista ontológico. Al menos así lo afirmaron los escépticos. Desde un punto de vista místico, el yo que se fundía con Dios o con el Universo, parece que se disolvía en la grandeza de aquello con lo que quedaba asimilado. Pero esto último, no es una verdadera aniquilación del yo.

EGO O EGOÍSMO: Lo que nos produce verdaderamente rechazo es el egoísmo, es decir, la inclinación natural a satisfacer nuestras necesidades y deseos, sin ninguna consideración a los demás o a la Naturaleza, nuestro medio de subsistencia y de las generaciones futuras. Pero no nuestro yo.

YO ESPIRITUAL: El yo es el logro espiritual más elevado del ser humano. Un yo con conciencia individual, autónomo y libre, es un logro espiritual que surge del impulso griego por la libertad y la igualdad. El yo, desde este punto de vista, es un inmenso potencial de posibilidades. Permite un verdadero comportamiento ético, a partir de la libre elección. Desde el punto de vista psicológico, el proceso de desarrollo anímico, el psiquiatra suizo C.G. Jung lo denominó "proceso de individuación", según el cual, cada yo va integrando más y más elementos, algunos arquetípicos, de su psique profunda, hasta que lograba tomar conciencia de sí mismo, como una totalidad, como un pequeño universo, donde se abandonaba la tendencia inconsciente de proyectar lo que somos en lo exterior.

LIBERTAD E IGUALDAD INDIVIDUAL: La vida interior del individuo consciente es fruto del desarrollo del Cristianismo, ninguna otra religión ha permitido un desarrollo tal. Y es que el Cristianismo, pese a los componentes básicos del judaísmo, era una religión helenizada que integraba gran cantidad de elementos de la filosofía griega. La libertad y la igualdad, pese a que todavía queda mucho por cultivar, son elementos implantados en nuestra cultura. Mujeres y hombres, seres humanos de todas las razas y credos, conviven juntos, lo mejor que pueden, y en principio, sobre una base de mutua tolerancia y respeto, insisto que queda mucho por trabajar, pero a nivel conceptual esto está presente, compárese con otros lugares del mundo. Estos son valores espirituales muy claros, que a veces perdemos de vista. Y estos valores nos prefiguran como individuos, libertad e igualdad nos individualizan, nos transforman en yoes conscientes.

LA AMISTAD: Y el tercer elemento, yo lo llamaría amistad (filia), hoy en día, la familia, las jerarquías, las fraternidades están en crisis, sin embargo, la amistad despunta como una verdadera relación que nos mantiene unidos. Cada vez más ancianos mueren olvidados por sus familiares, mientras que en otras sociedades son respetados, casi venerados. Pero en Occidente priman los lazos de amistad por encima de los lazos de sangre. El individuo consciente escoge libremente con quién quiere estar, quiénes son sus amigos, con quién tiene lazos de amistad, con quién tiene cosas que compartir, con quién mantiene un diálogo.

ELEVAR EL YO: Por tanto, dejemos de culpar al yo, y comencemos a trabajar a ese yo, darle profundidad, conocimientos, sentido crítico, independencia tolerancia, libertad, valores éticos y virtudes, ampliando sus relaciones de amistad, demostrando que se preocupa por el bienestar de sus amigos y compañeros, explotemos todas las posibilidades espirituales que tiene nuestro yo. Pues quien niega su propio yo es un enfermo y quien ve muchos egos y muy fuertes a su alrededor o es un pusilánime o es un manipulador.